Fuiste como una rosa
Que jamás me cansare de
amar,
Siendo siempre tu mí
consuelo
Aunque conmigo ya no
estás.
¡Madre!
Desde donde te encuentres
Por mi, velaras.
En mi infancia fuiste el
rosal
Que orgullosa a sus rosas
Cobijo les da,
Siendo en mi juventud
La amiga, que jamás te
traicionara.
¡Qué falta me haces madre!
En mis días de soledad,
En mis noches largas
De espera,
Donde se apodera de mí
La oscuridad.
¡Cuanto valías madre mía!
Aunque tú, conmigo, ya no estás,
Quedándome el dolor de tu
ausencia
Y una infinita necesidad.
En mi madurez fuiste el
pilar
Donde tus manos,
Eran mi punto de apoyo,
Y aunque te me fuiste
Siendo yo muy joven,
Tus palabas y sabios consejos
Siempre, en mi corazón los
llevo
¡Cómo olvidarte madre mía!
Y mucho menos tú
presencia,
Si la sabiduría que había
en ti
En mi cara se refleja.
¡Cómo olvidar ese tesón!
Y esa paciencia potencial,
Si cada momento que te
recuerdo…
¡Ay! Mi madre buena
Mis lágrimas salen al
azahar.
ALOHE