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2/10/2011

LA BAHÍA DE LOS DELFÍNES


Os voy a contar una historia, un sueño, una fantasía... un día se me ocurrió hacer un viaje, un viaje por mar, aunque en la realidad me da mucho miedo el mar.... pero en esta historia, no, soy muy valiente al decidirme hacer un viaje en avión y por mar... mi destino será México... a la bahía de los delfines… Así que un día, haciendo mis maletas toda contenta, puse rumbo a México quería ver algo, que de siempre me ha fascinado... -los delfines- un ser inteligente además de simpático...Me habían hablado tanto de ellos, las personas que habían tenido algún tipo de contacto con ese fascinante pez, que mi inquietud y las ansias de poder realizar ese sueño era algo que me incitaba y apremiaba a ir a ese lugar y ver a centenares de ellos en el agua e incluso a ser posible poder nadar yo con ellos...Y con esas ideas en mi mente y una ilusión tremenda dentro de mi cuerpo, me vi volando el océano. Mi estancia en México fue de ensueño, al llegar me instale en uno de los mejores hoteles a la espera de poder organizar esa aventura, que para mí era fascinante.
Hablando con el conserje del hotel de como poder visitar la bahía de los delfines, me lleve la mayor sorpresa que podía haberme llevado en toda mi vida, ya que muy amablemente y sonriéndose , me explico que para ir a la bahía de los delfines, tenía que ir ni más ni menos hasta Panamá....el conserje del hotel, me explico que había dos maneras de ir a Panamá... en avión o en avión y barco o por carretera... pero que esa era más cansada y más larga, vamos que se tardaba más tiempo en llegar... yo no veía realizado mi sueño, pues los días corrían y todo se terminaba, me era imposible creer que me habían engañado, haciéndome creer que la bahía de los delfines estaba en México como me habían dicho, pero no, ahora cuando estaba en México me decían que allí no , que tenía que ir a Panamá...
Pues nada me arme de valor y prepare mi equipaje para tomar un barco, o una barca o algo que me llevara por mar a Panamá,...y al día siguiente ya estaba en Panamá...antes de entrar a puerto, por las costas del pacifico, mi sorpresa era enorme, pues ya se veía algún que otro delfín acompañando al barco, yo estaba fascinada, mirando a los delfines como nadaban y con la rapidez que iban y los saltos que daban...
Tomando un taxi, pedí que me llevaran a un hotel, alguno que estuviese más cercano a la bahía de los delfines...Y así lo hizo el taxista, tomando una carretera cercana a la playa me llevo rumbo al hotel... el paisaje que mis ojos iban viendo era un paraíso para ellos, pero no tanto como ver la vista de un mar azul de aguas calmas y cristalinas...eso para mí era lo más bello que mi ojos habían visto hasta el momento....
Ya llegando al hotel el taxista me informo que en ese hotel organizaban excursiones para ir a la bahía de los delfines y que hasta se podía hacer submarinismo, e incluso bañarse donde están los delfines...yo no cabía de gozo de lo que estaba a punto de realizar, aunque tenía miedo, pero mi ansias de tocar y poder ver un delfín cara a cara era superior a ese miedo que le tenía al agua y al delfín en sí....
Ya en el hotel instalada, pues me habían dado una habitación, con unas vistas preciosas, desde el balcón se veía a lo lejos la bahía de los delfines...
Hablando con la recepcionista pregunte donde se podía apuntar a una excursión para ir a la bahía de los delfines, la cual muy amablemente me dijo que allí mismo en el hotel se hacía y que ella era la encargada de tomar nota de todos los que se quisieran apuntar a esa o demás excursiones que se hacían en el hotel... se hacían cada día una y a distintos lugares.... al día siguiente precisamente era la de la bahía...me apunte y me fui a visitar los alrededores del hotel. Esa noche, ni dormí pensando la proximidad de los delfines, pensando que al día siguiente se iba a realizar esa ilusión de tantos años...
Me desperté, muy cansada de la inquietud que había tenido toda la noche, pero no me importaba el cansancio, no me importaban las ojeras, no me importaban las ojeras que tenía... solo de pensar en ver a los delfines... me puse mi bikini, unos pantalones cortos y una camiseta y tomando un sombrero y la mochila me dirigí escaleras abajo al comedor del hotel.
Después de desayunar nos reunieron a todos en un salón para explicarnos como iba a ser la ruta a la bahía de los delfines, dividiéndonos en dos grupos, los que querían bañarse con ellos y los que solo querían verlos... a los que nos íbamos a meter en el agua nos llevaron en unas barcos pequeños parecidos a las lanchas, y los demás iban en un barco más grande...
Y así los dos barcos pusieron rumbo por la costa a la bahía de los delfines...
Cuando oímos al guía que nos decía que ya habíamos llegado, yo no daba crédito y solo decía ¡ yapa! pero si no hay ningún delfín,,, el guía se reía y contestaba, espera y veras si hay delfines o no...
Del barco nos pasaron de dos en dos a lanchas, y se alejaron llevándonos haciendo círculos por la bahía, hasta que se quedaron paradas una al lado de otra... yo estaba sentada en un lateral de la lancha desde donde se podía tocar el agua cuando de pronto...sentí que algo me tocaba la mano, me la rozaba
Me asuste pero no me atreví a quitar la mano de donde la tenía, solo se me ocurrió mirar y ahí estaba.... el delfín más hermoso y fascinante que yo había visto... el pez solo hacía que tocarme la mano, y yo no sabía qué hacer, si tocarlo, o llorar de alegría, simplemente me quede quieta, estática, de la emoción que sentía en esos momentos...
El guía de la lancha que iba con traje de buzo... se acercó a mí y me dijo... él quiere que lo toque... y eso hice, pase la mano por una piel resbalosa pero suave, agradable de tocar. La sensación que sentí es inexplicable, no sabía definirla, era una sensación tan fuerte la que sentía dentro de mí, que el pecho me estallaba, y no podía dejar de acariciar esa cabeza ni de apartar los ojos del delfín...al delfín le paso lo mismo conmigo, porque se iba nadando y dando saltos para luego volver y con su morro echarme agua para que le prestara atención y le tocara la cabeza... los demás querían tocarlo pero él se retiraba buscando mi mano...
El guía nos preparó para poder bajar al agua a nadar con ellos, pues para ese entonces la bahía estaba ya repleta de delfines dando saltos por el agua y haciendo juegos divirtiendo a los turistas... yo seguía atónita y seguía como una autómata las instrucciones del guía que se iba a meter en el agua conmigo para poder nadar con los delfines... ni me acordaba que estaba en el agua y que mis pies, no tocaban el suelo... para mi estaba en una piscina donde mis pies tocaban el suelo firme....
Yo solo quería estar con ese ser que me había cautivado y al parecer yo a él.... ya metida en el agua me sentí como una sirena rodeada de tantos delfines, todos acudían donde estábamos para darnos con el morro o rozarse con el cuerpo, e incluso saltando para mojarnos más de lo que estábamos… el encanto era maravilloso, el agua clarísima hacia ver como los peces se veían en el fondo.... yo solo buscaba al delfín que me había cautivado, pero como reconocerlo si todos los delfines eran iguales, más pequeños o más grandes pero del mismo color, de un color azul grisáceo por la parte del lomo y más claritos por la panza... a ver quién conocía a ese delfín tan precioso, si todos eran hermosísimos.
Mi sorpresa fue enorme cuando el guía me dijo... vas a ver al delfín que te ha cautivado, en un segundo, no te asustes que te va a levantar en su espaldas.... y así mismo fue, sin apenas darme cuenta estaba encima del más bello delfín que mis ojos habían visto. Tenía los ojos negrísimos y una cara simpática, su aleta superior era pequeña y las de adelante parecían manos, además de ser muy tranquilo y juguetón.... así, fue pasando el día con los delfines... yo estuve todo el día con mi delfín, jugando y nadando y sobre todo acariciándolo, pues la sensación de acarear su piel tan suave, era algo emocionante para mí... a él le gustaba que lo acariciara, pero le gustaba más empujarme con el hocico y que le diera besos, ah y hacerme travesuras... me hacía sentarme encima de él y se india conmigo para que nadara con él por debajo del agua,,, para después subir a la superficie y volver a repetir..
Bueno así fue ese inolvidable día con los delfines en la bahía... una historia bonita de contar, pero más bonita poderla hacerla realidad, así que ya que ese viaje no he realizado, en sueños y fantasía os la he contado...

FIN

ALOHE

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